Editorial transmitido por el programa Andrés ‘el mono’ López en Radio Visión, 28 de noviembre de 2019.
El Papa Francisco, días atrás anunció que es un deber añadir el pecado ecológico contra la casa común en la enseñanza oficial de la Iglesia Católica. ¨El destruir o explotar la creación con malos propósitos no solo es una acción aberrante, sino que es una ofensa contra Dios su creador¨. Añadió que el pecado ecológico es una ¨acción u omisión¨ contra Dios, la comunidad y el medioambiente. ¨Es un pecado contra las futuras generaciones y se manifiesta en las acciones y hábitos de polución y destrucción de la armonía del medioambiente¨.
Este anuncio lo hizo durante el encuentro con la Asociación de Derecho Penal realizado en Roma, que también evidenció el acercamiento del Papa a la justicia medioambiental: Pidió a los penalistas que contribuyan con sus esfuerzos a asegurar una adecuada tutela jurídica de nuestra casa común: “Un elemental sentido de justicia impondría que algunas conductas, de los que son habitualmente responsables las corporaciones, no queden sin castigo. En particular todas las que puedan ser consideradas como ecocidio.”
La justicia con los pobres está en la raíz de sus preocupaciones: ¨El cambio climático golpeará primero y con mayor fuerza a los pobres y marginados de todo el mundo quienes tienen menor capacidad para adaptarse o recuperarse de los desastres.¨ ¨No se lo mira como un problema ambiental, sino como un problema ambiental y social” dijo. También criticó la posición de las empresas frente al medioambiente: ¨La maximización de la ganancia, sin ninguna otra consideración, conduce a un modelo de exclusión, el cual ataca violentamente a aquellos que ahora sufren sus costos sociales y económicos, mientras generaciones futuras están condenadas a pagar los costos medioambientales¨
Su posición es consistente. En su Encíclica de 2015, Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, Francisco señala de lo inseparable que son la preocupación con la naturaleza, la justicia con los pobres y la paz interior. Invita a vivir de manera cristiana y armónica nuestra relación con la naturaleza que debe orientarse a buscar otros modos de entender la economía y la preservación de la casa común, amenazada por el calentamiento global y por la crisis ecológica generalizada. Advierte que el estilo de vida actual es insostenible; que la obsesión del crecimiento ilimitado, el sistema de superdesarrollo derrochador y el mecanismo consumista compulsivo contribuyen a la destrucción del Planeta.
El teólogo brasileño Leonardo Boff, considera que Laudato Si es un “verdadero manual de ecología: repite muchas veces que debemos hacer nuestro el dolor de la naturaleza y los sufrimientos de los pobres del mundo. Suscita esperanza, ya que el ser humano puede despertar y salvar esa herencia sagrada que recibimos del universo o de Dios.”
Los obispos reunidos en Roma en el Sínodo de la Amazonía, en octubre de 2019, concluyeron que la ecología integral no es un camino más que la Iglesia puede elegir de cara al futuro en este territorio. Es el único camino posible, pues no hay otra senda viable para salvar la región”, arrasada por las políticas extractivistas.